
Tema musical: "para la guerra nada" Martha Gómez

La policromía del espejo:
Una narrativa pictórica de la violencia colombiana
Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
Facultad de Ciencias y Educación.
Licenciatura en educación básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana
Laura Paola Fajardo Leal.
20122160059.
Enrique Grau Araujo
(1920 - 2004)
Los episodios acontecidos durante el abril de 1948 hacen parte de la memoria de muchos incluso de Enrique Grau. “Es significativo comprobar entonces que ni Ospina ni Grau pudieron sustraerse al imperativo emocional de expresar de alguna manera lo que ocurría en el seno de una sociedad atravesada de contradicciones que a golpes de ira, no de razón, se ha pretendido resolver”. (Medina, 1999)
“Tranvía incendiado” es el testimonio de la barbarie, de las llamas que se esparcen como ríos de sangre por la ciudad y por la memoria. El vehículo en llamas muy similar al fotografiado por González o por Manuel Rodríguez (véase lado izquierdo de esta página) en la Plaza de Bolívar en Bogotá: La actitud de Grau entonces, refleja la represión y las contradicciones políticas del momento. Grau es nato de Panamá. Sin embargo, su familia es cartagenera y su obra es sumamente colombiana. Es por esta razón que es considerado un pintor de naturaleza colombiana más que panameña. “Madre no es la que engendra sino la que cría” La exageración, el hedonismo, la naturaleza, los animales y la vida son temas simbólicos de su obra. Sin embargo, su aproximación al expresionismo y a la abstracción y al cubismo es la etapa que logra consolidar la obra de Grau como un pilar en la historia de la plástica colombiana.
"Una de las ventajas de llegar a esta edad, es la capacidad de verse uno a sí mismo con algún proceso que no tiene culminación, pero sí capacidad para hacerse un análisis. Usualmente uno está tan enredado en el proceso de la experiencia de la juventud, después se es adulto y a la larga ignora la capacidad para separarse y mirar las cosas en perspectiva. Ahora me siento muy afortunado de poderlo hacer, por la propia longevidad; yo sigo y no puedo parar, porque los 80 no significa que uno se sienta en un palco para ver para atrás, los 80 son como un faro, donde mira uno también para adelante, porque el hecho de que pueda uno mirarse con cierta tridimensionalidad, no significa que vaya a parar, uno tiene todavía capacidad para nuevos experimentos y nuevas experiencias". (Grau, 2001)
El tranvía incendiado
1948
Óleo sobre tela sobre tabla
(57 x 57 cm)


